Síndrome de burnout y su incidencia en tiempos de pandemia.
El síndrome de Burnout o síndrome de “estar quemado” consiste en un estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por el cansancio psíquico o estrés. Surge como el resultado de un cuadro de estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha gestionado de manera correcta y que ha desembocado en una situación de agotamiento extremo.
Uno/a no se da cuenta de repente de la aparición del síndrome, es un proceso que te va envolviendo poco a poco. Se empieza por el desconcierto, no sabes qué te pasa, por qué te cuesta levantarte o por qué no tienes ganas de ir a trabajar. No puedes descansar por las noches, porque la cabeza se enreda con los problemas del trabajo. Empiezas a ser pesimista. Ves las cosas peores de lo que realmente son y surgen problemas cuando antes eran simples incidencias. Todo ello te hace estar de mal humor y lo pagas con los que te rodean. Poco a poco, te vas aislando, tu autoestima personal bajas y comienzas a dudar hasta de tus propias capacidades profesionales.
Se trata de un tipo de estrés laboral que afecta a los/as empleados/as fundamentalmente, y cuyo síntoma es el agotamiento generalizado (físico, emocional o mental). Los/as trabajadores/as que lo sufren tienen sentimientos de negatividad directamente relacionados por el trabajo, además ven mermada no solo su autoestima, sino su destreza y concentración en el trabajo. De esta forma, como consecuencia de lo anterior, el/la trabajador/a no puede rendir de manera adecuada en su puesto de trabajo.
A finales de 2019, la empresa estadounidense transnacional de seguros de salud Cigna revelaba en su estudio ‘360 Wellbeing Survey 2019: Well and Beyond’, que el estrés laboral afectaba a 2 de cada 3 españoles/as, una situación que, lejos de mejorar, se ha agravado como consecuencia de la pandemia.
El confinamiento y las restricciones han obligado a muchas empresas a adoptar el teletrabajo, es decir, mandar a sus empleados/as a trabajar desde casa, una modalidad laboral que puede provocar un degaste mental extra y situaciones de estrés y fatiga en los empleados/as que “no desconectan”, como consecuencia de la falta de desconexión digital. Esta situación, conocida como “always on”, puede derivar en el síndrome de burnout, un tipo de estrés que los que teletrabajan tienen más posibilidades de padecer.
Y es que, muchos/as trabajadores/as a distancia viven inmersos en una dinámica “always on”. De hecho, el último estudio realizado por la misma empresa demuestra que la cifra de empleados/as que sufren estrés laboral se ha incrementado un 10% desde que comenzara el 2020, alcanzando al 74% actualmente.
Este incremento es consecuencia directa de situaciones como la fina línea que separa el trabajo del tiempo libre para aquellas personas que han convertido su casa en oficina. Otra de las causas, es la incertidumbre laboral, ya que, muchos establecimientos han tenido que cerrar como consecuencia de la crisis. Y, por último, la vuelta a la oficina después de meses teletrabajando.
La Organización Mundial de la Salud considera que “el estrés laboral afecta negativamente a la salud psicológica y física de los/as trabajadores/as”. Por extensión, también afecta a las empresas para las que trabajan, ya que las capacidades laborales de sus trabajadores se ven perjudicadas. Por ello, la OMS publica una serie de consejos prácticos para orientar a las empresas en la gestión del estrés laboral.
Estas son algunas de las estrategias que la OMS propone para solucionar y prevenir el estrés derivado del trabajo:
- Redefinir el trabajo, por ejemplo, repartiendo la carga de actividades de forma distinta o escogiendo la cultura del trabajo por objetivos en lugar de trabajo por horas.
- Asegurar la productividad de los/as empleados/as con estrategias de motivación. Adoptar medidas de conciliación, como la flexibilización horaria, puede ayudar a conseguirlo.
- Formar a los miembros de la plantilla para que adquiera mayores conocimientos que les permitan desempeñar funciones con mayor eficacia.
- Examinar periódicamente los progresos realizados por los/as empleados/as, para estimular la mejora continua.
- Poner en marcha programas de gestión de recursos humanos destinados a los supervisores/as, permitiendo la interacción entre empleados y fomentando el trabajo en equipo.
- Implementar cursos de relajación o gestión del tiempo para los trabajadores.
- Tener en cuenta la ergonomía, no solo facilitando equipos de trabajo de calidad, sino proporcionando mobiliario y otras herramientas de trabajo destinados a mejorar las condiciones físicas de los/as empleados/as.
- Adoptar programas de detección precoz y prevención de problemas asociados al estrés laboral.