Cómo vencer la resistencia al cambio.
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Hoy en día se habla mucho de la resistencia al cambio, pero ¿Qué es exactamente?, ¿y qué podemos hacer las empresas para disminuir esta resistencia y hacer más ameno el cambio?
Como muchos bien sabemos, los seres humanos somos seres de costumbres, con tendencia a la conformidad, hecho que hace que delante los cambios, ya sean a nivel personal o laboral, no sea un proceso fácil de realizar. Ahora os preguntaréis, sí, ya sabemos que los seres humanos somos así, pero la resistencia al cambio ¿se debe solamente a eso?, ¿es solo porque no queremos perder nuestras costumbres?, o ¿hay algo más? Sabemos que la resistencia al cambio se debe principalmente a 2 factores: El miedo y la incertidumbre. Estos nos retienen y nos impide cambiar, avanzar. Son 2 factores que nos hacen ver que la resistencia al cambio le puede ocurrir a cualquiera y es que todos/as hemos experimentado alguna vez estos miedos.
Estamos acostumbrados/as a nuestras pequeñas costumbres y a seguir las mismas normas y formas de trabajar, y cuando nos encontramos con cambios, estos nos generan miedo. ¿De qué tipo? Miedo a no saber si lo sabremos hacer bien, miedo a lo que pueda pasar, a hacerlo mal, a cometer errores y a muchas más incertidumbres. La vida está llena de incertidumbres y estas no son predecibles, por eso se les llama así. Delante de ellas, lo que podemos hacer es trabajar y seguir con lo que tenemos o no desistir, avanzar, mejorar y posiblemente (o muy seguramente) encontraremos nuevas costumbres a adoptar y nuevas maneras de funcionar / trabajar que nos lleguen a gustar más y hasta acaben siendo más beneficiosos para todos/as.
Después de hablar sobre los que significa y a qué se debe la resistencia al cambio, dejamos algunos “tips” que pueden usar las empresas para reducir la resistencia al cambio de sus empleados/as. Un trabajo que necesita de la participación de todos/as, tanto empleados/as como puestos de mando.
1. Llevar el ejemplo. Enseñarles a los/as trabajadores/as que es algo que no se aplica solamente a algunos/as trabajadores/as, sino que es de índole importancia para todos/as.
2. Informar a los/as trabajadores/as de la importancia de estos cambios (resumen del proyecto). Que sepan porque es necesario, que beneficios encontraremos tanto para la empresa como para los/as propios/as empleados/as. Para así reducir el rechazo que viene por la falta de información e incomprensión sobre el proyecto.
3. Ofrecer formaciones. Si los/as trabajadores/as se sienten apoyados/as, y se acepta que al principio puedan cometer errores, estos no tendrán tanto miedo a realizar el paso. Para ello si es posible ofrecer cursos, formaciones o explicaciones de cómo tienen que trabajar, para que éstos/as asimilen las nuevas capacidades necesitadas o las nuevas formas de trabajar.
4. Insistir en el cambio. No limitarnos solo a una primera charla sino hacer varias y crear espacios para poder resolver dudas, que haya un acompañamiento… Ofrecer el tiempo y espacio necesaria para poder llevar a cabo los cambios.
5. Compartir los resultados. Mantener a los/as trabajadores/as al tanto de los avances alcanzados con los cambios producidos y cuales falta por hacer, de este modo incentivar más a los trabajadores/as.