TRABAJAR CON DOLOR. Una realidad poco visible en las organizaciones

Las organizaciones hablan cada vez más de bienestar laboral, salud mental y cuidado integral. Sin embargo, muchas veces estas iniciativas parten de un supuesto implícito: que todas las personas están bien, o al menos, que pueden estarlo si se lo proponen.

La realidad, sin embargo, es más compleja.

Muchas personas trabajan cada día lidiando con algún tipo de dolor: físico, emocional o mental. No siempre se nota. A menudo no se dice. Pero está presente… y tiene un impacto directo en la experiencia laboral.


¿Qué significa “trabajar con dolor”? 🤔

Nos referimos a quienes conviven con enfermedades crónicas, trastornos de salud mental o malestares persistentes que no siempre derivan en una baja médica, pero sí exigen un esfuerzo extra —a veces invisible— para sostener la jornada.

Algunos ejemplos comunes:

✔️ Dolencias físicas como migrañas, fibromialgia, endometriosis o enfermedad de Crohn.

✔️ Condiciones mentales como ansiedad, depresión o insomnio crónico.

✔️ Procesos personales complejos (duelos, cuidados, crisis familiares).

✔️ Estados de fatiga o estrés sostenido que drenan energía y afectan la concentración

Estas situaciones no siempre se comunican. Y, cuando se silencian, la persona queda sola en la gestión… incluso si el dolor está todos los días.


El peso del silencio 🤐

Muchas personas prefieren no hablar de lo que les ocurre por miedo a ser vistas como “menos comprometidas” o “difíciles de gestionar”. En culturas laborales donde prima el alto rendimiento o la disponibilidad constante, el dolor se oculta para proteger la imagen profesional. Este silencio —aunque comprensible— genera aislamiento emocional. Y cuando no se nombra, es difícil generar entornos que realmente acompañen.


Bienestar organizacional: ¿para quién está pensado? 🧘‍♀️

Las iniciativas de bienestar suelen centrarse en herramientas valiosas: talleres, pausas activas, mindfulness, fruta en la oficina… Pero a veces no contemplan a quienes atraviesan situaciones más sensibles, continuas o invisibles. No es que estas acciones no sirvan. Pero no alcanzan para todos.

👉 El bienestar no debería ser solo lo que “funciona cuando estás bien”.

También debería incluir espacios donde estar mal sea posible, sin culpa ni sobreesfuerzo.


El lado oculto de la productividad 📊

El impacto del dolor (visible o no) sobre el trabajo no es menor. De hecho, estudios recientes muestran datos reveladores:

📌 1 de cada 4 personas trabajadoras convive con alguna condición crónica (OCDE, OMS).

📌 El presentismo (estar pero no rendir) puede tener un impacto mayor que el absentismo en algunas empresas.

📌 El estrés sostenido afecta la salud física, el sistema inmune y la memoria (fuentes: estudios de salud ocupacional).

¿Por qué no hablamos más de esto en las organizaciones?

Porque muchas veces el dolor no encaja con el relato optimista del “equipo motivado, ágil y resiliente”.
Pero forma parte de la realidad. Y reconocerlo no debilita: humaniza.


¿Qué puede hacer una organización sensible y consciente? 🤝

Más allá de las políticas generales, lo que marca la diferencia es la capacidad de acompañar trayectorias individuales desde la empatía y la flexibilidad.

Algunas prácticas posibles:

🟢 Ofrecer espacios seguros para compartir situaciones personales sin juicio.

🟢 Contar con liderazgos atentos y formados para acompañar desde el respeto.

🟢 Adaptar, cuando sea necesario, ritmos, objetivos o formas de trabajo.

🟢 Reconocer el valor del desempeño que se sostiene, incluso en condiciones adversas.


Conclusión

El dolor no siempre se ve. Tampoco define a una persona. Pero cuando no se reconoce, puede aislar.

El bienestar organizacional no debería limitarse a promover hábitos saludables o medir el clima una vez al año. También implica entender que hay personas que trabajan atravesando momentos complejos, y que sostienen su compromiso en medio de realidades que no siempre se ven.

En Grupo Humact creemos que las organizaciones del futuro serán aquellas capaces de cuidar no solo el desempeño, sino también el trayecto. Porque trabajar no siempre significa estar al 100%. Pero sí debería significar contar con un entorno que entienda, respete y apoye.


¡Queremos saber tu opinión!

¿Has atravesado una etapa profesional en la que el dolor o el malestar estaban presentes? ¿Tu equipo o tu empresa supieron acompañarte?

Te leemos en comentarios 😊

Flexibilidad Laboral como Estrategia de Retención de Talento

¿Y si trabajar ya no fuera sinónimo de estar ocho horas en una oficina?
El mundo laboral está cambiando a toda velocidad y las empresas que no se adaptan, se quedan atrás. Hoy más que nunca, los trabajadores valoran su tiempo, su bienestar y su libertad. Y aquí entra en juego un factor clave que cada vez tiene más peso en la toma de decisiones: la flexibilidad laboral.


La flexibilidad el nuevo motor del compromiso

Imagina poder decidir si trabajar desde casa, en una cafetería o en la oficina. O empezar la jornada a las 8, a las 10 o hacer una pausa larga para comer con tus hijos. Eso es flexibilidad, y no se trata solo de comodidad: es una manera de trabajar que mejora la vida de las personas.

Muchas empresas ya han entendido que el modelo tradicional está quedando obsoleto. En su lugar, apuestan por horarios flexibles, semanas comprimidas, jornadas intensivas en verano o modelos híbridos que combinan presencialidad con teletrabajo. El resultado: empleados más contentos, comprometidos y, sí, también más productivos.


Satisfacción y retención: dos caras de la misma moneda

Cuando un trabajador siente que la empresa confía en él, que respeta su tiempo y sus necesidades personales, es mucho más probable que se quede. La flexibilidad no solo mejora la satisfacción, también reduce la rotación.

Según varios estudios, los empleados que tienen acceso a políticas flexibles tienen un mayor nivel de compromiso y muestran menos intención de cambiar de empleo. ¿Por qué? Porque pueden conciliar mejor, organizar su día con autonomía y, en definitiva, sentirse más dueños de su vida profesional y personal.

Además, la flexibilidad es una carta ganadora en el proceso de selección: cada vez más candidatos valoran este punto por encima del salario u otros beneficios tradicionales. Las empresas que no lo ofrecen pueden estar perdiendo talento incluso antes de conocerlo.


Beneficios reales de la flexibilidad laboral

Más allá de la teoría, la flexibilidad trae consigo ventajas muy concretas:

Reducción del estrés y mejora de la salud mental

Poder adaptar tu jornada a tus ritmos o necesidades personales disminuye la ansiedad y mejora el bienestar general.

Mayor productividad

Trabajar en las horas de mayor concentración y sin interrupciones innecesarias da lugar a mejores resultados en menos tiempo.

Mejor conciliación

Permite equilibrar responsabilidades familiares, estudios o hobbies sin sacrificar el rendimiento laboral.

Ahorro económico y de tiempo

Menos desplazamientos, menos gastos y más horas que puedes dedicar a lo que de verdad importa.

Mayor sentido de autonomía y confianza

Cuando te dan libertad, te sientes valorado, y eso se traduce en más compromiso.


Y todo esto no solo beneficia al trabajador. Las empresas también ganan:

✔️ Atracción de perfiles más competitivos: La flexibilidad es uno de los factores más buscados por los candidatos, especialmente entre perfiles cualificados y digitales.

✔️ Reducción del absentismo y el presentismo: Menos estrés y mejor conciliación se traducen en menos bajas y en empleados más comprometidos.

✔️ Clima laboral más positivo: La confianza y la autonomía generan entornos más saludables, con menos conflictos y más colaboración.

✔️ Mejora de la imagen corporativa (employer branding): Las empresas flexibles se perciben como modernas, humanas y adaptadas al presente, lo que mejora su reputación.

✔️ Impulso a la innovación: Equipos autónomos suelen generar más ideas, proponer mejoras y tener más iniciativa.


Equilibrio ante todo: flexibilidad bien gestionada

Ahora bien, flexibilidad no significa caos. Para que funcione, tiene que estar bien planificada, con objetivos claros, herramientas adecuadas y una comunicación fluida. Se trata de ofrecer libertad, pero dentro de un marco que asegure que el trabajo sigue saliendo y que los equipos están conectados.

Las empresas que lo hacen bien son aquellas que confían en sus empleados, miden por resultados y no por horas frente al ordenador, y que están dispuestas a escuchar y adaptarse continuamente.


Conclusión

La flexibilidad laboral ya no es un «plus»: es una necesidad.
Quien quiera atraer y retener talento hoy, tiene que mirar más allá del horario fijo y el puesto asignado. Apostar por la flexibilidad es apostar por personas más felices, equipos más estables y empresas más humanas.


Y tú, ¿qué opinas?

¿Crees que la flexibilidad es el futuro del trabajo? ¿Tu empresa la aplica de forma efectiva?
Nos encantará leer tu experiencia y tus ideas en los comentarios. ¡Te leemos!